*Final de mi primer intento escrito en prosa y en entregas, de una novela corta. Llegar hasta este punto, me ha sido tanto difícil, como sorprendente.
cuento
Pero en el peor de los casos, te amo.
Estas esperando a que todo vuelva la normalidad.
Estas esperando un viaje que no vas a lograr
Estás esperando porque solo eso puedes aparentar
Pero en el peor de los casos, te amas.
Vocal para besar
El tráfico es pesado y el carro está recalentado. Ambos están en una conversación infertil, más bien, inerte.
Nada vive ni nace en situaciones como esa.
Pero él sabe que si lo hace, ella podría mover su rostro, podría golpearlo, rechazarlo o peor aún, dejarlo.
Luna Preñada
¡Qué acontecimiento, qué sorpresa, qué escándalo!
El sol, sorpresa, Mercurio, meditabundo, Venus, venerando, y la tierra,… tiznada por la culpa.
¿Qué paso? ¿Cómo fue? Los planetas murmuraban, se preguntaban, se miraban y los veían en la distancia estelar.
Cuarto
El oxígeno escaseaba en el cuarto, también escaseaba el aliento,… y la ropa.
Todo los muebles ardían, también los labios ardían,… y los pensamientos.
Los segundos se consumían vorazmente, también los cuerpos se consumían,… y las fantasías.
Mil pasados
En la tercera versión, todo era felicidad, sabía quien era, sabía el camino como el dorso de su mano, abrupto, sin embargo, él – la sabía – . La mano recorrió desde la pelvis hasta el hombro, sin tomar ningún atajo, en línea recta paralela a su espina dorsal, pero no se instaló mucho tiempo ahí, su destino final estaba apenas abajo de sus pómulos tallados con cincel. Su pulgar en movimientos parabólicos sobre su mejía advertían que los milímetros entre sus labios se extinguían despacio, como quien apaga vela por vela en una iglesia, con una calmada exhalación, consciente totalmente que cuando todas las velas se apagaran y todos los milímetros se desvanecieran, todo sería oscuridad. Una hermosa oscuridad.
Un simple saludo y un emoticón.
Era esa conversación en su teléfono inteligente, o quizá su misma inteligencia que lo traicionaba. Se sumaba ese olor a descomposición que despiden las mentiras nerviosas y para abonar a la conjetura, la incomoda brisa de las verdades a medias.
No quiso volver a explicarle porque le pedía que no borrara esa conversación, intuyó con ciega confianza que el amor era la más grande e inquebrantable fuerza, y que a pesar de los desvaríos, nada podría pasar de un simple saludo y un emoticon.